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Entre los años 2005 y 2010 más o menos, todavía no tenía conexión a internet en casa, así que la solución más fácil que encontré para poder conectarme, fue ir a la biblioteca municipal de mi pueblo a conectarme en uno de sus ordenadores durante un máximo de media hora. Ese era el tiempo máximo que te dejaban. Normalmente leía noticias y foros sobre videojuegos y también otros temas que me interesaban. En media hora no me daba tiempo de gran cosa pero también aprovechaba para coger prestados algunos CDS. Era una buena forma de conocer nuevos artistas.

Por suerte, en las 4 bibliotecas que hay cerca de casa tenían y todavía tienen una gran colección de CDS y películas en DVD que puedes coger prestadas durante un mes.

En una de estas cuatro bibliotecas, la persona encargada conocía a alguien que tenía relación con el sello de Jazz Black&Blue y tenía un montón de CDS de artistas totalmente desconocidos para mí. Así que los cogía prestados y si me gustaban me los grababa en un CD-R. De esta manera fue como conocí a Guy Lafitte, Charlie Shavers o Illinois Jacquet.

En las bibliotecas además de libros y periódicos también tenían un montón de revistas, y un día, en una de mis visitas a una de estas bibliotecas, cogí prestado un número de la revista Rolling Stone. De esto hará unos 8 o 9 años.

De todos los artículos publicados en ese número del que no recuerdo ni siquiera la portada, me llamó mucho la atención uno titulado ¿borrar todo? Escrito por David Browne y Darío Manrique.

El artículo habla básicamente sobre los peligros de almacenar nuestra música digital en discos duros, que como todos sabemos, se suelen estropear con la consiguiente pérdida de información.
Después de dedicar muchísimas horas a ripear nuestra colección de CDS o de vinilos perderlo todo es algo que no queremos que pase. Por eso es muy recomendable tener copias de seguridad. Los más paranoicos recomiendan incluso tener varias copias en diferentes ubicaciones por si se produce un incendio, una inundación o un robo.

A pesar de los años que han pasado desde que se publicó este artículo, se puede decir que es completamente actual. Que se podría haber publicado la semana pasada tranquilamente.

A continuación puedes leer un híbrido que he creado entre la versión que leí en la revista de Rolling Stone España, la cual escaneé para guardarla y la que hay publicada en la sección de espectáculos de la web lanacion.com.ar
Espero que te guste :

“En el año 2009, el sello británico Beggars Banquet decidió desempolvar los masters multipista de Love, el clásico disco de The Cult de 1985, para lanzar una edición de lujo. El LP fue uno de los primeros en ser grabados en digital y, para desconcierto del sello, uno de los masters no se podía escuchar y el otro contenía sólo el 80 por ciento del disco. «Ese es el problema con el formato digital», dice Steve Webbon, director de archivo de Beggars Banquet. «Cuando se borra, se borra para siempre.»

Bienvenidos a la pesadilla digital. Hasta la década de los 80, la música se grababa en cintas analógicas que se guardaban en cámaras acondicionadas y era fácilmente reproducibles. En la era digital, ese proceso ha cambiado de manera irrevocable. Un nuevo informe divulgado por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos dice que los formatos digitales «no son en sí mismos medios de preservación seguros», y hace saltar la señal de alarma sobre el método de almacenamiento de las colecciones musicales. “Existe una paradoja, ahora, con los medios digitales, grabar es muy fácil. Pero a la vez, el material grabado corre un riesgo mucho mayor que antes», dice Sam Brylawski, ex archivista de la Biblioteca del Congreso.

El productor T Bone Burnett, que trabajó con Tony Bennett y últimamente en el disco de Robert Plant y Alison Krauss, no podría estar más de acuerdo: «El formato digital, como medio de almacenamiento, es débil».
¿Por qué es este un tema tan importante? Ahora que la industria se enfrenta a un panorama de ventas cada vez más reducidas, los sellos están buscando en sus catálogos nuevas fuentes de ingresos: reediciones de lujo, remixes y licencias para videojuegos y bandas de sonido, que pueden requerir los masters multipistas (que contienen por separado todos los elementos vocales e instrumentales de cada canción). Por ejemplo, el relanzamiento de Exile on Main Street, en que los Rolling Stones grabaron material nuevo sobre las sesiones de la década de 1970, no podría haberse llevado a cabo si los masters multipistas no hubieran estado intactos.

La gran ventaja de un medio digital -que se encuentra en constante evolución- es también su mayor desventaja. Los ordenadores modernos no son siempre compatibles con los viejos formatos. “Imagina que tiene un viejo archivo de Word en un viejo sistema operativo de Mac y quieres recuperarlo”, dice Paul West, que fue archivista en Universal Music. “Mira todos los obstáculos que tienes que superar y multiplicarlo por un factor increíble para tratar de recuperar música”.

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Los Smash Mouth, por ejemplo, tuvieron que volver a grabar partes de «All Star», su hit de 1999, para un anuncio de televisión, cuando vieron que al master digital le faltaban pistas. Los ingenieros de EMI descubrieron que algunas baterías y percusión en algunas grabaciones de los años 80 habían desaparecido. Como resultado, a veces los ingenieros se ven forzados a reconstruir esos efectos por su cuenta. «Al abrir una sesión de sólo hace diez años te puede encontrar que un plug-in ya no funciona, por lo tanto ese efecto ya no funciona», dice Greg Parkin, vicepresidente de archivos de EMI. «Nuestros empleados se están convirtiendo en detectives: es un negocio en auge.» Cuando una grabación multipista digital se pierde o resulta inaccesible, la música no desaparece por completo: sigue existiendo en backups o en CDs. Pero los supervisores de las bandas de sonido y las empresas de videojuegos necesitan los masters multipistas para sus proyectos. Los Wallflowers, la banda de Jakob Dylan, querían licenciarle una de sus canciones a Guitar Hero, pero descubrieron que la pista de batería, grabada en un archivo aparte, no aparecía por ningún lado.

Los discos duros, que se convirtieron en el estándar de almacenamiento en la década pasada, presentas sus propios problemas.”Un disco duro se estropea sin que muchas veces sepas el por qué”, cuenta David Bonilla, uno de los responsables de mantener el archivo de DRO y Warner España: “Luego cuesta 1.800 euros llevarlo a que recuperen los datos, cosa que a veces no se consigue”. Algunos archivistas de discográficas cuentan historias de terror sobre discos duros que aparecen vacíos o llenos de archivos sin identificar. “Imagina que todas las canciones de tu biblioteca de iTunes se llamaran Pista 1 o Pista 2. Diez años después, si quieres hacer una remezcla o coger temas inéditos…buena suerte”, dice Chris Lacinak, de Audio Visual Preservation Solutions. Cuando el Máster digital multipista está perdido la música no desaparece completamente, aún existe en copias de seguridad en cintas o en CD. Sin esos másters no se pueden usar canciones para bandas sonoras o para juegos como Guitar Hero.

Desafortunadamente, proteger la música digital para el futuro no es fácil. La Biblioteca del Congreso de EE UU recomendó migrar regularmente los archivos a plataformas actualizadas, lo cual resulta costoso: la biblioteca estima unos 140.000 mil euros por cada mil horas de audio. Bob George, del Archivo de Música Contemporánea, que ha recopilado más de dos millones de CDs, LPs y cassettes de décadas de música pop, dice que no piensa pasar la colección de la biblioteca a discos rígidos. «Para cuando termináramos ya habría salido un sistema nuevo de digitalización», dice.

Los sellos están empezando a darse cuenta de estos problemas de almacenamiento digital. Algunos tienen backups de sus archivos en servidores ubicados en habitaciones con temperatura controlada. Otros, como EMI y Universal, inmediatamente convierten los archivos de los nuevos discos a sistemas como Linear Tape-Open (LTO), un formato de cinta digital muy resistente que usan los bancos para almacenar su información, y los guardan en depósitos en todo el país. «En algún momento, capaz que se reemplace el LTO por otra cosa», dice Parkin, de EMI. «Lo importante es asegurarse de que la música no corre peligro. Con todas estas nuevas fuentes de ingresos, tenemos que proteger cada uno de nuestros activos lo mejor posible para el futuro.»

Por David Browne

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